La educación artística en chile
Un paradigma clásico en su origen
Resumen
Una vez producida la Independencia chilena, en 1810, la pintura inicia un lento pero progresivo desarrollo. Un primer antecedente importante es la presencia en el país de los llamados precursores extranjeros, con quienes se configura un importante quehacer artístico, que va sentando las bases para el ulterior desarrollo de la actividad. La creación de la Academia de Pintura, en 1849, vino a significar el mayor impulso, ya que permitió formar en el país a los artistas, a la vez que generar nuevas posibilidades en el ámbito del coleccionismo, público y privado, las exposiciones y el desarrollo de la crítica de arte. Con la fundación de la Academia y el magisterio de sus primeros directores europeos se imponía en el país un paradigma estético neoclásico, similar al de las academias francesas e italianas de la época, cuyos códigos estéticos y simbólicos impregnan todo el quehacer de la actividad hasta bien adentro del siglo XX. Este modelo clásico es cuestionado por los pintores de la llamada Generación de 1913 y luego superado por los preceptos estéticos del grupo Montparnasse, con quienes se proyectan en Chile las teorías de Cézanne y toda la secuela del post impresionismo. Se produce, entonces, un encuentro frontal entre dos sensibilidades estéticas: la clásica y la moderna. Dos modelos distintos que en Chile tienen un denominador común: un fuerte aire parisino.